Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia 11/2/25


El Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, Proclamado por la ONU y celebrado cada 11 de febrero, es una fecha clave no solo para reflexionar sobre la brecha de género en la ciencia, sino también sobre cómo esta desigualdad se cruza con otras formas de opresión, como el racismo, la clase social, la discapacidad y la ubicación geográfica. Una perspectiva interseccional nos permite comprender que no todas las mujeres enfrentan las mismas barreras ni oportunidades para desarrollarse en el ámbito científico.

Históricamente, el conocimiento científico ha sido narrado desde una perspectiva masculina, invisibilizando las contribuciones de mujeres que desafiaron los roles impuestos por la sociedad. Esta invisibilización de las mujeres en la ciencia han sido aún más marcada para aquellas que no pertenecen a grupos privilegiados. Mientras que figuras como Marie Curie han logrado reconocimiento, mujeres racializadas, indígenas, de comunidades rurales o con discapacidad han sido sistemáticamente excluidas del relato oficial. Por ejemplo, las contribuciones de científicas afrodescendientes como Katherine Johnson en la exploración espacial o de mujeres indígenas en la conservación del medioambiente se han minimizado en la historia de la ciencia.

El acceso a la educación científica y tecnológica sigue estando condicionado por factores socioeconómicos y culturales. En muchas comunidades, las niñas enfrentan barreras estructurales como la falta de acceso a una educación de calidad, roles de género que las obligan a priorizar el trabajo doméstico o el matrimonio temprano, y sobre todo la ausencia de referentes con quienes puedan identificarse, lo que refuerza la urgencia de una visión más inclusiva de la ciencia.

Para transformar esta realidad, es necesario que la promoción de la participación de las mujeres en la ciencia no se limite a discursos superficiales, sino que se traduzca en acciones concretas de empoderamiento: políticas públicas que garanticen acceso equitativo a la educación STEM desde una perspectiva interseccional, financiamiento para investigaciones lideradas por mujeres en toda su diversidad y la visibilización de científicas de diferentes orígenes en los planes de estudio.

El 11 de febrero una fecha para reconocer los logros de las mujeres en la ciencia, y también debe serlo para cuestionar las estructuras de poder que siguen limitando su acceso y representación. La lucha por una ciencia verdaderamente inclusiva no solo es una cuestión de equidad, sino una necesidad de evitar desaprovechar talentos, construir conocimientos y referentes que reflejen la diversidad del mundo en el que vivimos.

Magdalena Hernández Salazar